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La Interculturalidad en Salud

Español

En algunos países de América Latina ya llevamos más de 25 años debatiendo sobre la Interculturalidad. Producto de este largo y a veces estéril proceso, algunos estados han incorporado a las nuevas constituciones los términos: pluricultural, pluriétnico e incluso, plurinacional. En otros, la discusión comenzó más tarde, mientras que algunos no lo hacen aún o simplemente lo ignoran.

Dando la impresión de un mundo con diferencias profundas y, ciertamente, ello es verdad, pues en este inmenso territorio con diversidades culturales, sociales y políticas, los caminos por andar son difíciles, si no imposibles, al menos por ahora.

En este sentido, los grupos de trabajo del IPHU congregados en Chimaltenango, discutieron sobre el tema, concertando y divergiendo, razón que nos permite entender que:
Muchos términos que se discuten en los últimos años, han surgido desde la reflexión de intelectuales y académicos interesados, más en las categorías epistemológicas que en el entendimiento de las necesidades concretas de los pueblos involucrados. Por ello, mientras no sean estos últimos quienes definan la direccionalidad de lo que buscan cimentar, el debate seguirá prolongándose por encima de las realidades que se busca cambiar.

Es decir, que el reconocimiento y la afirmación de las identidades dentro de la unidad cultural de los pueblos originarios y afro-descendientes, resulta ser la única garantía para que un verdadero diálogo de saberes establezca el puente de una auténtica práctica de la interculturalidad, que siempre estará por encima de las leyes y el arbitrio de los gobiernos nacionales.

Quedando como reflexión paralela, la necesidad de pensar en la relación y las contradicciones que se establecen entre la sociedad y su medio ambiente respectivo, puesto que la cultura no es otra cosa que el resultante de esta dinámica siempre en movimiento, dentro de la cual cobra sentido la interrelación de los grupos humanos, ya sea desde su parentesco o diferencias, pero siempre en la búsqueda del saber compartir y convivir con aquello que es propio a cada comunidad humana.

Mientras que, a medida que siga deteriorándose la naturaleza y los territorios étnicos cercenándose, los acuerdos se hacen más urgentes, sobre todo en torno a la defensa de los espacios de vida, que son en último término la base de la reproducción social y la supervivencia del Planeta, sin cuya existencia de nada servirán las buenas intenciones, vengan de donde vengan.

Chimaltenango, 15 de abril del 2010

Jaime Idrovo Uriguen
EQUIPO  COMUNICÁNDONOS

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